Treinta y dos

No soy lo suficientemente engreído para creer que aún tengo el control, sin embargo podría con gusto verte caer al cerrar mi puño alrededor de un "Te amo".
 
No me siento superior a vos, sé que no lo soy. Nunca lo fui. Pero con absoluto desprecio por tus deseos o necesidades de tu vida soy artífice.

Sin mas, tu sonrisa responde a mi líbido.

Yo sé que nunca en vos creí, solo ví parte de aquello que te hace importante.

Eres ni más ni menos que mi creación. Mi muñeca. Mi juguete favorito.
Yo decido tu libre albedrío y es a mi voluntad que tomas tu campera, esa que te regalé para este momento, y te vas.

Es por mi que hoy tus ojos brillan sollozando amor en el andén. Es porque yo lo quiero asi, que tu corazon es fuerte y decidido a dar el primer paso y todos los que sean necesarios para lograr tu felicidad.

Sonreí, te deje partir sin darme cuenta de que abusé de mi control. De que puse tanto de mí en tí que aprendiste a librarte y te fuiste.


No te extraño. Te lamento. Debería decírtelo.
Podría yo así despertar y descubrir que realmente no existes.